01 de Mayo: Día del Trabajador
En 1886, el Presidente de los Estados Unidos Andrew Johnson promulga la llanada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias, gracias a la incansable lucha del trabajador mecánico Ira Steward. Esta Ley no se cumplió, por lo que las organizaciones laborales y sindicales de USA empezaron a luchar por su cumplimiento.
En noviembre de 1884 se celebra en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor en el que se propuso que a partir del 1º de Mayo de 1886 se obligara a los patronos a respetar la jornada de ocho horas, y si no, se iría a la huelga. Esta proposición se extendería por todo el país norteamericano, en mítines y concentraciones obreras.
Llegado el 1º de Mayo de 1886, los obreros elevaron una sola voz: A partir de hoy, sólo ocho horas diarias; ni una más. Los patronos se negaron, por supuesto; pero los obreros, organizados, paralizaron el país productivo, con más de cinco mil huelgas. Se puede decir que el clamor de 350.000 trabajadores en las calles logró en parte el objetivo, aunque no con la misma rapidez en los distintos centros de trabajo. El éxito recorrió el país, pero en Chicago la cosa fue distinta.
El Chicago Tribune se atrevió a comentar en sus columnas: «El plomo es la mejor alimentación de los huelguistas», y pedía para éstos prisión y trabajos forzados como «la única solución posible a la cuestión social».
Los trabajadores de la fábrica McCormik tenían más de dos meses enfrentados a sus patronos y a los rompehuelgas contratados para tales efectos. El 1º de Mayo de 1886 el choque fue violento. Al día siguiente intervino la policía para dispersar a más de 50.000 manifestantes. El 4 de Mayo se congregaron los obreros frente a la McCormik. Los esquiroles rechazaron la manifestación y hubo 6 muertos y numerosos heridos.
Adolf Fischer, uno de los dirigentes de la huelga, lanzó una proclama que circuló profusamente:
«¡Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik se fusiló a los obreros! ¡Su sangre pide venganza!»
Fischer invitaba a un mitin en la Plaza Haymarket, donde los más destacados dirigentes sindicales harían uso de la palabra. Estaban en pleno mitin cuando la policía recibió órdenes de dispersar a los asistentes. De pronto, una bomba estalló cerca de las fuerzas policiales, con un saldo de seis policías muertos.
Esto enardeció más a la policía que atacó despiadadamente con un resultado de 38 muertos y 115 heridos. Condenados algunos dirigentes a muerte el 20 de agosto, fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1886.
El 1º de Mayo de 1889, queda instituido el Día Internacional del Trabajador, en la calle Prele de París, durante el Congreso de la Asociación Internacional de Sindicatos Europeos.
En Venezuela se celebra por primera vez en Maracaibo, el 1º de Mayo de 1936. En 1945, el general Medina Angarita, Presidente de Venezuela, establece por decreto el Primero de Mayo como el Día del Trabajador, trasladando su celebración del 24 de julio fijada por López Contreras según decreto del 18 de abril de 1938.
Rómulo Betancourt va más allá. La Junta Revolucionaria de Gobierno, encabezada por él, dicta un decreto el 27 de abril de 1946, en el que considera que en la forma en que fue decretado el Día del Trabajador por el gobierno de Medina Angarita «lejos de beneficiar a los trabajadores y de constituir un reconocimiento a los esfuerzos de éstos, los priva del salario que ha debido acordárseles esa fecha en caso de no realizarse las labores.»
Por lo tanto, «el Primero de Mayo decretado Día del Trabajador se declara feriado y de remuneración obligatoria para los trabajadores en general, incluyendo los que efectúen sus labores en la agricultura y en la cría. Durante esta fecha no podrán efectuarse trabajos en las empresas o establecimientos sometidos a la Ley del Trabajo y al Reglamento del Trabajo en la agricultura y cría. Quedan exceptuadas aquellas labores señaladas especialmente por dichos estatutos legales».
La gran Mayoría de los trabajadores venezolanos pertenecen a sindicatos que a su vez están agrupados en organizaciones sindicales como la CTV, la CUTV, CODESA, la CGT, el NUEVO SINDICALISMO entre otros
En noviembre de 1884 se celebra en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor en el que se propuso que a partir del 1º de Mayo de 1886 se obligara a los patronos a respetar la jornada de ocho horas, y si no, se iría a la huelga. Esta proposición se extendería por todo el país norteamericano, en mítines y concentraciones obreras.
Llegado el 1º de Mayo de 1886, los obreros elevaron una sola voz: A partir de hoy, sólo ocho horas diarias; ni una más. Los patronos se negaron, por supuesto; pero los obreros, organizados, paralizaron el país productivo, con más de cinco mil huelgas. Se puede decir que el clamor de 350.000 trabajadores en las calles logró en parte el objetivo, aunque no con la misma rapidez en los distintos centros de trabajo. El éxito recorrió el país, pero en Chicago la cosa fue distinta.
El Chicago Tribune se atrevió a comentar en sus columnas: «El plomo es la mejor alimentación de los huelguistas», y pedía para éstos prisión y trabajos forzados como «la única solución posible a la cuestión social».
Los trabajadores de la fábrica McCormik tenían más de dos meses enfrentados a sus patronos y a los rompehuelgas contratados para tales efectos. El 1º de Mayo de 1886 el choque fue violento. Al día siguiente intervino la policía para dispersar a más de 50.000 manifestantes. El 4 de Mayo se congregaron los obreros frente a la McCormik. Los esquiroles rechazaron la manifestación y hubo 6 muertos y numerosos heridos.
Adolf Fischer, uno de los dirigentes de la huelga, lanzó una proclama que circuló profusamente:
«¡Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik se fusiló a los obreros! ¡Su sangre pide venganza!»
Fischer invitaba a un mitin en la Plaza Haymarket, donde los más destacados dirigentes sindicales harían uso de la palabra. Estaban en pleno mitin cuando la policía recibió órdenes de dispersar a los asistentes. De pronto, una bomba estalló cerca de las fuerzas policiales, con un saldo de seis policías muertos.
Esto enardeció más a la policía que atacó despiadadamente con un resultado de 38 muertos y 115 heridos. Condenados algunos dirigentes a muerte el 20 de agosto, fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1886.
El 1º de Mayo de 1889, queda instituido el Día Internacional del Trabajador, en la calle Prele de París, durante el Congreso de la Asociación Internacional de Sindicatos Europeos.
En Venezuela se celebra por primera vez en Maracaibo, el 1º de Mayo de 1936. En 1945, el general Medina Angarita, Presidente de Venezuela, establece por decreto el Primero de Mayo como el Día del Trabajador, trasladando su celebración del 24 de julio fijada por López Contreras según decreto del 18 de abril de 1938.
Rómulo Betancourt va más allá. La Junta Revolucionaria de Gobierno, encabezada por él, dicta un decreto el 27 de abril de 1946, en el que considera que en la forma en que fue decretado el Día del Trabajador por el gobierno de Medina Angarita «lejos de beneficiar a los trabajadores y de constituir un reconocimiento a los esfuerzos de éstos, los priva del salario que ha debido acordárseles esa fecha en caso de no realizarse las labores.»
Por lo tanto, «el Primero de Mayo decretado Día del Trabajador se declara feriado y de remuneración obligatoria para los trabajadores en general, incluyendo los que efectúen sus labores en la agricultura y en la cría. Durante esta fecha no podrán efectuarse trabajos en las empresas o establecimientos sometidos a la Ley del Trabajo y al Reglamento del Trabajo en la agricultura y cría. Quedan exceptuadas aquellas labores señaladas especialmente por dichos estatutos legales».
La gran Mayoría de los trabajadores venezolanos pertenecen a sindicatos que a su vez están agrupados en organizaciones sindicales como la CTV, la CUTV, CODESA, la CGT, el NUEVO SINDICALISMO entre otros
02 de Mayo de 1816: Combate Naval de Los Frailes
El 2 de Mayo de 1816 la goleta «General Bolívar», Comandanta de la Expedición que había partido de Los Cayos y en la que iban El Libertador y el Almirante Brión, libra este día el famoso combate naval de Los Frailes, que tuvo como principal acto de heroísmo el abordaje, del bergantín «Intrépido» y de la goleta «Rita», que aunque había intentado huir, fue apresada finalmente cerca de la isla Blanquilla, gracias a la persecución que emprendieron las goletas «General Mariño», «Feliz» y «Consejo».
En el combate, que duró más de tres horas, murieron numerosos españoles, entre ellos el propio comandante del «Intrépido», Don Rafael Iglesias. También el Comandante Luis Brión resultó herido
En el combate, que duró más de tres horas, murieron numerosos españoles, entre ellos el propio comandante del «Intrépido», Don Rafael Iglesias. También el Comandante Luis Brión resultó herido
04 de Mayo de 1795: Nacimiento de José Gregorio Monagas
José Gregorio Monagas nació el 4 de Mayo de 1795 en el hato El Roble, Aragua de Barcelona, estado Anzoátegui. Al igual que su hermano José Tadeo, comenzó sus luchas en los llanos orientales a partir de 1813.
A Monagas se le debe la libertad de los esclavos. José Gregorio había sido apresado en Barcelona por el General Justo Briceño, durante la Revolución de Marzo. Se le llevó al Castillo de Puerto Cabello y luego al de San Carlos, en el Zulia. Aquí se agravo y el Gobierno Nacional le negó todo auxilio no obstante, el Gobernador de Maracaibo, José A. Serrano, lo hizo conducir a la capital para ser atendido. Al llegar al muelle de Maracaibo falleció.
Se enfrentó a Monteverde y a Boves en Maturín, Cachipo, Bocachica, La Puerta y en Urica. También asistió a la primera batalla de Carabobo. Bolívar le estimó en alto grado, al punto de bautizarlo como «la primera lanza de Oriente».
Sostuvo con las armas el gobierno de su hermano José Tadeo, que a raíz de los sucesos de 1848 había originado seria oposición, muy especialmente la del General Páez.
Al terminar José Tadeo el período constitucional, fue elegido José Gregorio para la Presidencia de la República. Su gobierno se ilumina con una sola gran decisión, como fue la de conceder la libertad a los esclavos, el 24 de marzo de 1854, haciéndose eco de una de las viejas aspiraciones de Simón Bolívar.
Cuando llegó al Poder Julián Castro, que acabó con la hegemonía de los Monagas, a José Gregorio lo enviaron preso al castillo de San Carlos, en el Zulia, donde se enfermó gravemente. Al trasladarlo a Maracaibo, murió en el muelle de esta ciudad el 15 de julio de 1858.
A Monagas se le debe la libertad de los esclavos. José Gregorio había sido apresado en Barcelona por el General Justo Briceño, durante la Revolución de Marzo. Se le llevó al Castillo de Puerto Cabello y luego al de San Carlos, en el Zulia. Aquí se agravo y el Gobierno Nacional le negó todo auxilio no obstante, el Gobernador de Maracaibo, José A. Serrano, lo hizo conducir a la capital para ser atendido. Al llegar al muelle de Maracaibo falleció.
Se enfrentó a Monteverde y a Boves en Maturín, Cachipo, Bocachica, La Puerta y en Urica. También asistió a la primera batalla de Carabobo. Bolívar le estimó en alto grado, al punto de bautizarlo como «la primera lanza de Oriente».
Sostuvo con las armas el gobierno de su hermano José Tadeo, que a raíz de los sucesos de 1848 había originado seria oposición, muy especialmente la del General Páez.
Al terminar José Tadeo el período constitucional, fue elegido José Gregorio para la Presidencia de la República. Su gobierno se ilumina con una sola gran decisión, como fue la de conceder la libertad a los esclavos, el 24 de marzo de 1854, haciéndose eco de una de las viejas aspiraciones de Simón Bolívar.
Cuando llegó al Poder Julián Castro, que acabó con la hegemonía de los Monagas, a José Gregorio lo enviaron preso al castillo de San Carlos, en el Zulia, donde se enfermó gravemente. Al trasladarlo a Maracaibo, murió en el muelle de esta ciudad el 15 de julio de 1858.
05 de Mayo de 1883: Nace Eleazar López Contreras
Eleazar López Contreras nace en Queniquea, Estado Tachira el 5 de Mayo de 1883. Fue designado Presidente de la República el 1º de enero de 1936, para completar el período del fenecido Juan Vicente Gómez. Luego fue electo Presidente Constitucional para el período 1936-1942.
El 18 de diciembre de 1935 el Gabinete Ejecutivo se reúne en Maracay, donde acababa de morir Gómez, y encarga de la Presidencia a López Contreras, quien el día 20 llega a Caracas, donde lo recibe «una muchedumbre como jamás se ha visto en la cuna del Libertador». Lo primero que hace López Contreras es decretar la libertad de los presos políticos. El 14 de febrero de 1936 la masa popular estalla y se produce una incontenible manifestación. Se pide en la plaza Bolívar la disolución del Congreso con Mayoría gomecista y que se instale una Asamblea Constituyente.
El 2 de enero de 1973, a la edad de noventa años, murió en Caracas Eleazar López Contreras, Militar, historiador y político. Fue el último General en Jefe de Venezuela. López fue uno de los del grupo de los 60 que con Cipriano Castro usurparon el poder en 1899. A diferencia de otros militares de la época, él era un oficial de carrera
El 18 de diciembre de 1935 el Gabinete Ejecutivo se reúne en Maracay, donde acababa de morir Gómez, y encarga de la Presidencia a López Contreras, quien el día 20 llega a Caracas, donde lo recibe «una muchedumbre como jamás se ha visto en la cuna del Libertador». Lo primero que hace López Contreras es decretar la libertad de los presos políticos. El 14 de febrero de 1936 la masa popular estalla y se produce una incontenible manifestación. Se pide en la plaza Bolívar la disolución del Congreso con Mayoría gomecista y que se instale una Asamblea Constituyente.
El 2 de enero de 1973, a la edad de noventa años, murió en Caracas Eleazar López Contreras, Militar, historiador y político. Fue el último General en Jefe de Venezuela. López fue uno de los del grupo de los 60 que con Cipriano Castro usurparon el poder en 1899. A diferencia de otros militares de la época, él era un oficial de carrera
06 de Mayo de 1816: Bolívar Jefe Supremo
En una asamblea celebrada en la Villa del Norte, hoy población de Santa Ana, Isla de Margarita, el 6 de Mayo de 1816, El Libertador es proclamado Jefe Supremo de la República y sus Ejércitos. A esta reunión asistieron los más destacados oficiales patriotas, entre ellos Santiago Mariño, quien fue elegido segundo Jefe; Juan Bautista Arismendi, Manuel Piar, Gregorio McGregor, Francisco Esteban Gómez, Manuel Valdés, Pedro María Freites, Carlos Soublette, etc
06 de Mayo de 1873: Muere José Antonio Páez
El catire Páez, como se le llamaba, nació en Curpa cerca de la población de Acarigua, en el Estado Portuguesa, el 13 de junio de 1790. Sus Padres, naturales ambos de San Felipe, Estado Yaracuy, fueron Juan Victorio Páez y María Violante Herrera.
Apenas aprendió a leer y escribir, cuando a los ocho años lo envió su madre a la escuela de doña Gregoria Díaz, en la población de Guama. Cuando tenía 17 años, su madre lo envía a una importante misión en Patio Grande, cerca de Cabudare. Llevaba una espada vieja, un Par de Pistolas de bronce, bastante deterioradas y doscientos pesos para gastos personales.
De regreso de su misión, cuando pasaba por Mayurupí lo asaltaron cuatro forajidos. Pero apenas salió a su paso el que parecía jefe de los salteadores, Páez disparó su arma y lo mató de un tiro. Los demás huyeron.
José Antonio regresó a su casa, pero pensando que la justicia lo alcanzaría, se decidió a huir; fue así como de pronto se encontró en la hacienda La Calzada, en las riberas del Apure. En esta propiedad del rico barinés Manuel Pulido consiguió trabajo el fugitivo, ganando tres pesos mensuales, y recibiendo las Mayores humillaciones del capataz, un negro esclavo llamado Manuelote. Allí se hizo de verdad llanero el joven de Curpa. Aprendió a nadar, a domar potros salvajes, a montar a caballo, a enlazar toros.
De allí pasó al hato del Pagüey, también de Pulido, donde se dedicó a la compra y venta de ganado, dejando de lado la condición de peón, ya que Pulido había descubierto en él capacidades para labores más importantes. Durante esta época, Páez fue adquiriendo tierras y ganado, con lo que formaría su futura fortuna.
Apenas aprendió a leer y escribir, cuando a los ocho años lo envió su madre a la escuela de doña Gregoria Díaz, en la población de Guama. Cuando tenía 17 años, su madre lo envía a una importante misión en Patio Grande, cerca de Cabudare. Llevaba una espada vieja, un Par de Pistolas de bronce, bastante deterioradas y doscientos pesos para gastos personales.
De regreso de su misión, cuando pasaba por Mayurupí lo asaltaron cuatro forajidos. Pero apenas salió a su paso el que parecía jefe de los salteadores, Páez disparó su arma y lo mató de un tiro. Los demás huyeron.
José Antonio regresó a su casa, pero pensando que la justicia lo alcanzaría, se decidió a huir; fue así como de pronto se encontró en la hacienda La Calzada, en las riberas del Apure. En esta propiedad del rico barinés Manuel Pulido consiguió trabajo el fugitivo, ganando tres pesos mensuales, y recibiendo las Mayores humillaciones del capataz, un negro esclavo llamado Manuelote. Allí se hizo de verdad llanero el joven de Curpa. Aprendió a nadar, a domar potros salvajes, a montar a caballo, a enlazar toros.
De allí pasó al hato del Pagüey, también de Pulido, donde se dedicó a la compra y venta de ganado, dejando de lado la condición de peón, ya que Pulido había descubierto en él capacidades para labores más importantes. Durante esta época, Páez fue adquiriendo tierras y ganado, con lo que formaría su futura fortuna.
08 de Mayo de 1799: Muere José María España
José María España nace en La Guaira, el 28 de febrero de 1761, José María España, quien conjuntamente con Manuel Gual dirige el importante movimiento pre-independentista que se conoce con el nombre de «Conspiración de Gual y España».
España fue un hombre culto, era asiduo lector de filosofía y política y dominaba los idiomas inglés y francés; en su casa tenía una amplia biblioteca, con obras en francés, inglés y español.
Al morir su padre, pasa a regentar junto con sus hermanos una hacienda de cacao llamada «El Carmen», que la familia España poseía en las inmediaciones de Naiguatá. También ejerció el comercio.
En 1793 el gobernador y capitán general de Venezuela Pedro Carbonell lo nombró Teniente Justicia Mayor de Macuto.
En los calabozos de las bóvedas de La Guaira se encontraban, desde finales de 1796, Juan Bautista Picornell, Manuel Cortés Campomanes, Sebastián Andrés y José Lax, reos de Estado remitidos presos desde la península por haber intentado establecer allí una república como la francesa. Gual, España y el grupo de conspiradores que los seguían, se contactaron con los reos, quienes reafirmaron sus ideas revolucionarias.
José María España, en su posición de teniente justicia Mayor, favoreció la fuga de los revolucionarios españoles, la noche del 4 de junio de 1797, los ocultó en Macuto y facilitó su huida a las Antillas el día 26.
Descubierta la conspiración por las autoridades españolas de Caracas, el 13 de julio de ese mismo año, España y Gual siguieron adelante celebrando reuniones en un sitio denominado Quita Calzón, río arriba de La Guaira.
El 14 de julio las autoridades arrestaron a muchos de los involucrados. Gual y España escapan hacia las Antillas. José María España fue a la isla de Curazao, de donde pasó luego a las de Guadalupe, San Bartolomé, Saint Thomas, Sainte Croix, Martinica y finalmente a la isla de Trinidad.
En 1799 José María España regresó furtivamente a La Guaira, pero su escondite fue delatado; sometido a juicio, se le condenó a muerte por sedicioso y conspirador.
El 8 de Mayo de 1799 fue ejecutado en la Plaza Mayor de Caracas. Antes de morir España pronunció las proféticas palabras: «No pasará mucho tiempo sin que mis cenizas sean honradas».
En ese mismo sitio está la estatua del Libertador Simón Bolívar, de modo que se cumplió su profecía de que sus cenizas serían honradas.
España fue un hombre culto, era asiduo lector de filosofía y política y dominaba los idiomas inglés y francés; en su casa tenía una amplia biblioteca, con obras en francés, inglés y español.
Al morir su padre, pasa a regentar junto con sus hermanos una hacienda de cacao llamada «El Carmen», que la familia España poseía en las inmediaciones de Naiguatá. También ejerció el comercio.
En 1793 el gobernador y capitán general de Venezuela Pedro Carbonell lo nombró Teniente Justicia Mayor de Macuto.
En los calabozos de las bóvedas de La Guaira se encontraban, desde finales de 1796, Juan Bautista Picornell, Manuel Cortés Campomanes, Sebastián Andrés y José Lax, reos de Estado remitidos presos desde la península por haber intentado establecer allí una república como la francesa. Gual, España y el grupo de conspiradores que los seguían, se contactaron con los reos, quienes reafirmaron sus ideas revolucionarias.
José María España, en su posición de teniente justicia Mayor, favoreció la fuga de los revolucionarios españoles, la noche del 4 de junio de 1797, los ocultó en Macuto y facilitó su huida a las Antillas el día 26.
Descubierta la conspiración por las autoridades españolas de Caracas, el 13 de julio de ese mismo año, España y Gual siguieron adelante celebrando reuniones en un sitio denominado Quita Calzón, río arriba de La Guaira.
El 14 de julio las autoridades arrestaron a muchos de los involucrados. Gual y España escapan hacia las Antillas. José María España fue a la isla de Curazao, de donde pasó luego a las de Guadalupe, San Bartolomé, Saint Thomas, Sainte Croix, Martinica y finalmente a la isla de Trinidad.
En 1799 José María España regresó furtivamente a La Guaira, pero su escondite fue delatado; sometido a juicio, se le condenó a muerte por sedicioso y conspirador.
El 8 de Mayo de 1799 fue ejecutado en la Plaza Mayor de Caracas. Antes de morir España pronunció las proféticas palabras: «No pasará mucho tiempo sin que mis cenizas sean honradas».
En ese mismo sitio está la estatua del Libertador Simón Bolívar, de modo que se cumplió su profecía de que sus cenizas serían honradas.
10 de Mayo de 1795: Movimiento de José Leonardo Chirinos
El 10 de Mayo de 1795 José Leonardo Chirino acaudilló con los negros de Coro un movimiento que ha sido considerado como génesis de la Independencia americana.
La insurrección se originó a raíz de un baile en Macanillas en el Valle de Curimagua, de donde era nativo Chirino. De aquí pasaron a la de El Socorro, donde asesinaron a algunas personas influidos por el licor. Después irían a tomar Coro, cuyos vecinos ya estaban preparando la defensa, de modo que los insurrectos fueron vencidos fácilmente.
Habiendo fracasado en el intento, Chirino trata de reorganizarse. Escribe al cacique y a los indios de Pecaya, pidiéndoles incorporación a la lucha y prometiéndoles que no pagarían demora, esto es, un tributo especial de los indígenas y que ahora se les cobraba en dinero efectivo. Sin embargo, la suerte estaba echada. La persecución que desató el Teniente de Justicia Ramírez Valderrain tuvo todas las características de una cacería humana. Chirino fue apresado, condenado a muerte, trasladado a Caracas, donde fue ejecutado el 10 de diciembre de 1796.
Este movimiento, de hondas raíces sociales, llamó la atención de las autoridades coloniales sobre las diferencias existentes y las injusticias, particularmente en lo tocante al cobro de impuestos a las Clases humildes. Ahora bien: ¿tenía José Leonardo un programa básico de ideología política? Sabemos de sus intenciones de orden social y económico, pero en cuanto a lo político no basta que haya proclamado la ley de los franceses aspirando instaurar un régimen republicano, porque se ignora hasta qué punto José Leonardo Chirino estaba preparado para lograr tal cambio. En todo caso, no fue estéril, porque a la postre se redujeron los impuestos y se cobraron con sentido más humano, pero yo no lo considero con fines propiamente independentistas, como sí lo tuvieron, por ejemplo, los de Gual y España, Miranda, Bolívar, etc.
La insurrección se originó a raíz de un baile en Macanillas en el Valle de Curimagua, de donde era nativo Chirino. De aquí pasaron a la de El Socorro, donde asesinaron a algunas personas influidos por el licor. Después irían a tomar Coro, cuyos vecinos ya estaban preparando la defensa, de modo que los insurrectos fueron vencidos fácilmente.
Habiendo fracasado en el intento, Chirino trata de reorganizarse. Escribe al cacique y a los indios de Pecaya, pidiéndoles incorporación a la lucha y prometiéndoles que no pagarían demora, esto es, un tributo especial de los indígenas y que ahora se les cobraba en dinero efectivo. Sin embargo, la suerte estaba echada. La persecución que desató el Teniente de Justicia Ramírez Valderrain tuvo todas las características de una cacería humana. Chirino fue apresado, condenado a muerte, trasladado a Caracas, donde fue ejecutado el 10 de diciembre de 1796.
Este movimiento, de hondas raíces sociales, llamó la atención de las autoridades coloniales sobre las diferencias existentes y las injusticias, particularmente en lo tocante al cobro de impuestos a las Clases humildes. Ahora bien: ¿tenía José Leonardo un programa básico de ideología política? Sabemos de sus intenciones de orden social y económico, pero en cuanto a lo político no basta que haya proclamado la ley de los franceses aspirando instaurar un régimen republicano, porque se ignora hasta qué punto José Leonardo Chirino estaba preparado para lograr tal cambio. En todo caso, no fue estéril, porque a la postre se redujeron los impuestos y se cobraron con sentido más humano, pero yo no lo considero con fines propiamente independentistas, como sí lo tuvieron, por ejemplo, los de Gual y España, Miranda, Bolívar, etc.
12 de Mayo: Día de la Enfermera
El Gobierno de Venezuela, consciente de los grandes méritos que adornaron en vida a Florencia Nightingale, destinó, con la unánime complacencia nacional, la fecha de su natalicio, para celebrar el Día de la Enfermera. Nació la distinguida samaritana en la ciudad de Florencia (por cuyo motivo sus padres le dieron el nombre de esta hermosa población de Italia) el 12 de Mayo de 1820 y murió en Londres el 13 de agosto de 1910, satisfecha de su obra de amor , plasmada con abnegación incomparable, realizada contra la voluntad de la época y el sentimiento de una sociedad indiferente, y apegada a los prejuicios clasistas. Es propicia la ocasión para recordar con afecto y respeto a nuestras generosas enfermeras, y especialmente a las pioneras de este noble apostolado: Petra Luna (del siglo pasado), Vestalia Terrero de Henrique (comienzos del presente siglo), Antonia Fernández, Teodá Vivas, Amparo Larrosa de Irizarri, María Antonia Campos, Guillermina Neuman, Aura Rivas de Parra, Hilda Pérez, Maruja Rivas, Berta Naranjo, Aurora Sánchez, Paula de Sanoja, Blanca Bocaranda de García, Alicia Bustamante y otras.
12 de Mayo de 1817: El Congresillo de Cariaco
Mientras se llevaba a cabo la campaña de Guayana, se produjeron serios brotes de indisciplina en las filas de los republicanos. El Libertador venía ejerciendo el Mando Supremo desde 1813; pero en varias ocaciones su autoridad fue desconocida por otros jefes. En 1817, cuando la causa republicana se hallaba en camino de su restablecimiento definitivo, las pugnas entre los jefes patriotas tenían el sentido de una lucha por el poder, que afectaba la suerte de la República y debía resolverse con el establecimiento de la unidad del mando.
Tan pronto como el Libertador pasó a Guayana a asumir el mando de las tropas y dirigir la campaña, Santiago Mariño, en franca discordia con el Libertador, reúne el 8 de Mayo de 1817 el llamado Congresillo de Cariaco, al cual asistieron el Canónigo Madariaga, Luis Brión, Francisco Antonio Zea, Francisco Javier Maíz, Francisco Javier de Alcalá, Diego Vallenilla, Diego Antonio de Alcalá, Manuel Isava, Francisco de Paula Navas, Diego Bautista Urbaneja y Manuel Maneiro, y se constituyeron en Congreso de los Estados Unidos de Venezuela. Aparentemente este Congreso respondía a la convocatoria que El Libertador había hecho en su proclama de la Villa del Norte; pero en el fondo, se trataba de una maniobra para desconocer al Libertador y volver al gobierno federal de 1811.
Esta Asamblea restableció el Gobierno Federal y nombró para integrar el Ejecutivo a Fernando Rodríguez del Toro, Francisco Javier Maíz y Simón Bolívar; suplentes: Francisco Antonio Zea, Madariaga y Diego Vallenilla. Mariño recibe el nombramiento de Jefe Supremo del Ejército y Brión el de Comandante General de la Armada.
El 12 de Mayo de ese mismo año, los asistentes al Congresillo de Cariaco, que presidió Mariño, se embarcaron para Pampatar, designada capital.
Estos hechos, realizados en ausencia de Bolívar y con el evidente propósito de separarlo del mando, fueron condenados por El Libertador, quien al tener noticias de lo ocurrido en Cariaco, declaró expresamente que consideraba ilegítimos y nulos los actos del Congreso. Pero además de la condenatoria que tuvo por parte del Jefe Supremo, este Congreso de Cariaco no duro mucho, antes de un mes sus participantes se habían dispersado y la Mayoría de ellos pasaron a Guayana a unirse a las tropas del Libertador y reconocer su autoridad.
Bolívar nunca consideró representativo este Congreso. El 6 de agosto de 1817 Bolívar se refiere al Congresillo de Cariaco diciendo que había durado tanto como casabe en caldo caliente, porque en verdad fue efímero.
Dos decretos del Congresillo de Cariaco permanecen vigentes: el nombre de Nueva Esparta para la isla de Margarita y las siete estrellas de la bandera
Tan pronto como el Libertador pasó a Guayana a asumir el mando de las tropas y dirigir la campaña, Santiago Mariño, en franca discordia con el Libertador, reúne el 8 de Mayo de 1817 el llamado Congresillo de Cariaco, al cual asistieron el Canónigo Madariaga, Luis Brión, Francisco Antonio Zea, Francisco Javier Maíz, Francisco Javier de Alcalá, Diego Vallenilla, Diego Antonio de Alcalá, Manuel Isava, Francisco de Paula Navas, Diego Bautista Urbaneja y Manuel Maneiro, y se constituyeron en Congreso de los Estados Unidos de Venezuela. Aparentemente este Congreso respondía a la convocatoria que El Libertador había hecho en su proclama de la Villa del Norte; pero en el fondo, se trataba de una maniobra para desconocer al Libertador y volver al gobierno federal de 1811.
Esta Asamblea restableció el Gobierno Federal y nombró para integrar el Ejecutivo a Fernando Rodríguez del Toro, Francisco Javier Maíz y Simón Bolívar; suplentes: Francisco Antonio Zea, Madariaga y Diego Vallenilla. Mariño recibe el nombramiento de Jefe Supremo del Ejército y Brión el de Comandante General de la Armada.
El 12 de Mayo de ese mismo año, los asistentes al Congresillo de Cariaco, que presidió Mariño, se embarcaron para Pampatar, designada capital.
Estos hechos, realizados en ausencia de Bolívar y con el evidente propósito de separarlo del mando, fueron condenados por El Libertador, quien al tener noticias de lo ocurrido en Cariaco, declaró expresamente que consideraba ilegítimos y nulos los actos del Congreso. Pero además de la condenatoria que tuvo por parte del Jefe Supremo, este Congreso de Cariaco no duro mucho, antes de un mes sus participantes se habían dispersado y la Mayoría de ellos pasaron a Guayana a unirse a las tropas del Libertador y reconocer su autoridad.
Bolívar nunca consideró representativo este Congreso. El 6 de agosto de 1817 Bolívar se refiere al Congresillo de Cariaco diciendo que había durado tanto como casabe en caldo caliente, porque en verdad fue efímero.
Dos decretos del Congresillo de Cariaco permanecen vigentes: el nombre de Nueva Esparta para la isla de Margarita y las siete estrellas de la bandera
14 de abril de 1826: La Campaña Admirable
El 14 de Mayo de 1813 sale de Cúcuta el ejército conducido por Simón Bolívar con destino a Venezuela. Lo integran brillantes oficiales granadinos y venezolanos, por lo que la campaña que se inicia se llamará la Campaña Admirable. Ellos eran, entre otros, Rafael Urdaneta, José Félix Ribas, Atanasio Girardot, Antonio Ricaurte, Luciano D’Elhuyar, etc.
Bolívar había recibido el 30 de marzo la deseada autorización, para invadir a Venezuela, aunque no a entera satisfacción; además, las divergencias surgidas entre él y el coronel Manuel del Castillo retrasan notablemente la empresa libertadora.
Cuando Bolívar llega a Mérida, el 23 de Mayo de 1813, el pueblo lo aclama como LIBERTADOR, siendo la primera vez que así se le llama. El Concejo de esta ciudad merideña, presidido por don Luis María Rivas, le saluda en sesión especial con estas palabras: «¡Gloria al Ejército Libertador y gloria a Venezuela que os dio el ser, a vos, ciudadano general! Que vuestra mano incansable siga victoriosa destrozando cadenas, que vuestra presencia sea el terror de los tiranos y que toda la tierra de Colombia diga un día: Bolívar vengó nuestros agravios».
El 14 de junio llega a la ciudad de Trujillo. Al día siguiente, después de meditar largas horas, dictó aquella terrible Proclama de Guerra a Muerte, documento controversial que se le justifica a Bolívar por la manifiesta crueldad de los españoles realistas. Esta proclama, en que se ofrece la vida a los americanos, aún cuando sean culpables, y a los españoles y canarios se les amenaza con la muerte, «aún siendo indiferentes», si no obran activamente en obsequio de la libertad, tuvo el efecto que se deseaba, es decir, estimular a unos y amedrentar a otros. Para este día de la Proclama de Guerra a Muerte, Bolívar no había cumplido aún los 30 años de edad.
El 2 de julio de 1813, el ejército libertador, con José Félix Ribas y Rafael Urdaneta a la cabeza, vence en Niquitao. Luego obtendrá la hermosa victoria de Los Horcones. Bolívar, por su parte, después de libertar a San Carlos, derrota por completo al enemigo en Taguanes, obligando a Monteverde a retirarse a Puerto Cabello. El 2 de agosto entra el Libertador a Valencia, en medio del frenesí del pueblo. Allí deja de Gobernador Militar a Girardot, y con tropas de éste y de Urdaneta siguió hacia su objetivo principal, la ciudad de Caracas.
A su ciudad natal llega Bolívar, triunfante, el día 6 de agosto, dejando atrás las penurias, los sacrificios de la Campaña Admirable. La Gaceta de Caracas, de veinte días más tarde, comenta: «Que se considere al héroe caraqueño en medio de un concurso de más de 30.000 almas recibiendo los homenajes sinceros de todo un pueblo a quien acaba de libertar …» Los realistas, que ejercían el Poder Civil y Militar de Caracas, huyen precipitadamente de la ciudad. Después, en 14 barcos se dirigen hacia Curazao. Tres días tenía el Libertador en Caracas, en medio de homenajes sinceros del pueblo y de las autoridades republicanas. Pero su celo, su actividad eran cada vez más notorios
Bolívar había recibido el 30 de marzo la deseada autorización, para invadir a Venezuela, aunque no a entera satisfacción; además, las divergencias surgidas entre él y el coronel Manuel del Castillo retrasan notablemente la empresa libertadora.
Cuando Bolívar llega a Mérida, el 23 de Mayo de 1813, el pueblo lo aclama como LIBERTADOR, siendo la primera vez que así se le llama. El Concejo de esta ciudad merideña, presidido por don Luis María Rivas, le saluda en sesión especial con estas palabras: «¡Gloria al Ejército Libertador y gloria a Venezuela que os dio el ser, a vos, ciudadano general! Que vuestra mano incansable siga victoriosa destrozando cadenas, que vuestra presencia sea el terror de los tiranos y que toda la tierra de Colombia diga un día: Bolívar vengó nuestros agravios».
El 14 de junio llega a la ciudad de Trujillo. Al día siguiente, después de meditar largas horas, dictó aquella terrible Proclama de Guerra a Muerte, documento controversial que se le justifica a Bolívar por la manifiesta crueldad de los españoles realistas. Esta proclama, en que se ofrece la vida a los americanos, aún cuando sean culpables, y a los españoles y canarios se les amenaza con la muerte, «aún siendo indiferentes», si no obran activamente en obsequio de la libertad, tuvo el efecto que se deseaba, es decir, estimular a unos y amedrentar a otros. Para este día de la Proclama de Guerra a Muerte, Bolívar no había cumplido aún los 30 años de edad.
El 2 de julio de 1813, el ejército libertador, con José Félix Ribas y Rafael Urdaneta a la cabeza, vence en Niquitao. Luego obtendrá la hermosa victoria de Los Horcones. Bolívar, por su parte, después de libertar a San Carlos, derrota por completo al enemigo en Taguanes, obligando a Monteverde a retirarse a Puerto Cabello. El 2 de agosto entra el Libertador a Valencia, en medio del frenesí del pueblo. Allí deja de Gobernador Militar a Girardot, y con tropas de éste y de Urdaneta siguió hacia su objetivo principal, la ciudad de Caracas.
A su ciudad natal llega Bolívar, triunfante, el día 6 de agosto, dejando atrás las penurias, los sacrificios de la Campaña Admirable. La Gaceta de Caracas, de veinte días más tarde, comenta: «Que se considere al héroe caraqueño en medio de un concurso de más de 30.000 almas recibiendo los homenajes sinceros de todo un pueblo a quien acaba de libertar …» Los realistas, que ejercían el Poder Civil y Militar de Caracas, huyen precipitadamente de la ciudad. Después, en 14 barcos se dirigen hacia Curazao. Tres días tenía el Libertador en Caracas, en medio de homenajes sinceros del pueblo y de las autoridades republicanas. Pero su celo, su actividad eran cada vez más notorios
18 de Mayo de 1791: Nacimiento de la heroina Josefa Camejo
El caso de Josefa Camejo es único en la historia de Venezuela. Nacida en tierras del Estado Falcón, se dedicó con ardor a luchar por la independencia de nuestro país, no sólo en su ámbito territorial sino en varias regiones venezolanas. Estamos, por lo tanto, ante la presencia de una heroína nacional.
Esta singular mujer nació en el fundo de Aguaque, en Curaidebo, Pueblo Nuevo, Estado Falcón, el 18 de Mayo de 1791.
Recibió en Coro una esmerada educación, y luego fue trasladada a Caracas para continuar sus estudios. Aquí se encontraba cuando estalló la revolución del 19 de abril de 1810. Tenía Josefa Camejo 19 años, y se sumó a las acaloradas sesiones de la Sociedad Patriótica.
En 1811 viajó con su madre a Barinas, donde residía su tío Monseñor Mariano de Talavera y Garcés. Allí, ante la amenaza de los realistas de invadir a Barinas, Josefa Camejo reúne un numeroso grupo de mujeres, ansiosas todas de participar también en la lucha armada, y encabeza una petición dirigida al Gobernador de la Provincia, Pedro Briceño del Pumar, mostrando la extrañeza de las mujeres barinesas porque «no se haya contado con ellas para proteger su seguridad … », asegurándole que «el sexo femenino, Señor Gobernador, no teme los horrores de la guerra, antes bien, el estallido del cañón no hará más que alentar, su fuego encenderá el deseo de libertad, que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio … »
De Barinas Josefa Camejo pasó a Mérida, donde contrajo matrimonio con el prócer Juan Nepomuceno Briceño Méndez.
En 1814 se refugia en Bogotá, donde nace su primer hijo, Wenceslao. Permanece en Bogotá hasta 1819, año en que entra triunfante a la capital Simón Bolívar. Regresó entonces a Barinas, y de allí, en 1821, a Maracaibo, que acababa de pronunciarse por la independencia. Rafael Urdaneta le encomienda a Josefa Camejo la tarea de levantar la provincia de Coro a favor de la independencia, lo que hizo admirablemente esta heroína, al lograr el pronunciamiento de Pueblo Nuevo en la Península de Paraguaná, el 3 de Mayo de 1821.
Luego de una vida llena de virtudes, Josefa Camejo murió en 1862, posiblemente en Ciudad Bolívar, donde habría que hacer una campaña para tratar de ubicar su tumba y rescatarla para la historia y los tiempos presentes y futuros.
El presidente de la República, Hugo Chávez, el día 08 de Marzo de 2002, realizó la ceremonia de incorporación simbólica de la heroína Josefa Camejo al Panteón Nacional, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
Esta singular mujer nació en el fundo de Aguaque, en Curaidebo, Pueblo Nuevo, Estado Falcón, el 18 de Mayo de 1791.
Recibió en Coro una esmerada educación, y luego fue trasladada a Caracas para continuar sus estudios. Aquí se encontraba cuando estalló la revolución del 19 de abril de 1810. Tenía Josefa Camejo 19 años, y se sumó a las acaloradas sesiones de la Sociedad Patriótica.
En 1811 viajó con su madre a Barinas, donde residía su tío Monseñor Mariano de Talavera y Garcés. Allí, ante la amenaza de los realistas de invadir a Barinas, Josefa Camejo reúne un numeroso grupo de mujeres, ansiosas todas de participar también en la lucha armada, y encabeza una petición dirigida al Gobernador de la Provincia, Pedro Briceño del Pumar, mostrando la extrañeza de las mujeres barinesas porque «no se haya contado con ellas para proteger su seguridad … », asegurándole que «el sexo femenino, Señor Gobernador, no teme los horrores de la guerra, antes bien, el estallido del cañón no hará más que alentar, su fuego encenderá el deseo de libertad, que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio … »
De Barinas Josefa Camejo pasó a Mérida, donde contrajo matrimonio con el prócer Juan Nepomuceno Briceño Méndez.
En 1814 se refugia en Bogotá, donde nace su primer hijo, Wenceslao. Permanece en Bogotá hasta 1819, año en que entra triunfante a la capital Simón Bolívar. Regresó entonces a Barinas, y de allí, en 1821, a Maracaibo, que acababa de pronunciarse por la independencia. Rafael Urdaneta le encomienda a Josefa Camejo la tarea de levantar la provincia de Coro a favor de la independencia, lo que hizo admirablemente esta heroína, al lograr el pronunciamiento de Pueblo Nuevo en la Península de Paraguaná, el 3 de Mayo de 1821.
Luego de una vida llena de virtudes, Josefa Camejo murió en 1862, posiblemente en Ciudad Bolívar, donde habría que hacer una campaña para tratar de ubicar su tumba y rescatarla para la historia y los tiempos presentes y futuros.
El presidente de la República, Hugo Chávez, el día 08 de Marzo de 2002, realizó la ceremonia de incorporación simbólica de la heroína Josefa Camejo al Panteón Nacional, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
21 de Mayo de 1955: Muerte de Andrés Eloy Blanco
Nació en Cumaná el 6 de agosto de 1896. Además de insigne poeta, fue ensayista, dramaturgo, cuentistas y orador. En 1918 se gradúa de Abogado en la Universidad Central. Dos años antes había ganado los Juegos Florales de Guayana, con el poema Canto a la Espiga y al Arado. La consagración nacional la va a recibir cuando su Canto a España obtiene el Primer Premio en el Concurso Hispanoamericano de Poesía, auspiciado en Madrid por la Real Academia Española.
Su actividad política en oposición al régimen gomecista, lo llevó varias veces a la cárcel y al destierro. Restablecida la democracia, Andrés Eloy Blanco fue al Congreso Nacional; en 1947 fue elegido Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente; y fue Ministro de Relaciones Exteriores con Rómulo Gallegos.
Se encontraba en México desterrado cuando pereció en un accidente automovilístico, el 21 de Mayo de 1955. Sus restos fueron llevados al Panteón Nacional.
El conjunto de sus obras está recogido en libros que fueron publicados con inusitado éxito: Tierras que me oyeron; El Huerto de la Epopeya; Navegación de Altura; La Aeroplana Clueca; Baedeker 2000; Poda; Carta a Juan Bimba; Giraluna; Vargas, Albacea de la Angustia; etc.
Destacó en la poesía con especial luz, lejano a las concepciones de sus contemporáneos, los miembros de la generación del 18, casi todos ellos altos poetas intimistas. En cambio, Andrés Eloy Blanco atendió siempre a lo que decía la gente, la calle, de allí la gran popularidad de la cual gozó con sus versos. En el cuento, especialmente en el más valorado de los suyos, La gloria de Mamporal, criticó las famas pueblerinas; como dramaturgo, se asomó en la mejor de sus piezas, Abigail (1942), a las lecciones bíblicas; como periodista fue uno de los más afamados columnistas de la prensa venezolana; como biógrafo, se ocupó del gran presidente de la República, José María Vargas, en Vargas, albacea de la angustia (1946); como ensayista político, se destacó especialmente en su Navegación de altura (1941). Como orador político y literario, cautivó a las multitudes venezolanas de los años treinta y cuarenta. Y lo siguió haciendo hasta su muerte en el exilio. De hecho, su última intervención pública, a horas del deceso, fue un discurso, en el cual llamó a lo mejor del espíritu venezolano a seguir viviendo. Como poeta gozó con sus poemas de una popularidad que seguramente sólo tuvo Abigail Lozano (1821-1866) durante el siglo XIX, Andrés Mata (1870-1931) a principios del presente, Aquiles Nazoa (1920-1976) a partir de los años cincuenta o Víctor Valera Mora (1935-1984) en los últimos tiempos. La fama lograda fue inmensa, pocos de los creadores con el verso han logrado tan alta estimación pública. Esto fue especialmente cierto con los textos que él recogió en su libro Poda. En su obra se halla un registro muy amplio, en la cual entra lo personal, como en El alma inquieta; lo geográfico y lo telúrico le dan carnadura a El río de las siete estrellas; lo tradicionista aparece en El limonero del Señor; es juguetón en El conejo blanco o en El gato verde; suyos son romances sobre tradiciones, como en La loca luz Caraballo; la transida emoción filial le hizo concebir su mejor poema A un año de tu luz o dejar escrito el viril testamento en su Canto a los hijos.
Andrés Eloy Blanco siempre se recordará por las famosas palabras que dijo cuando era Congresante a saber: “En el mundo hay dos cosas que hacen mucha bulla; la primera: un automóvil viejo; y la segunda: un parlamentario recién elegido por primera vez.”
Su actividad política en oposición al régimen gomecista, lo llevó varias veces a la cárcel y al destierro. Restablecida la democracia, Andrés Eloy Blanco fue al Congreso Nacional; en 1947 fue elegido Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente; y fue Ministro de Relaciones Exteriores con Rómulo Gallegos.
Se encontraba en México desterrado cuando pereció en un accidente automovilístico, el 21 de Mayo de 1955. Sus restos fueron llevados al Panteón Nacional.
El conjunto de sus obras está recogido en libros que fueron publicados con inusitado éxito: Tierras que me oyeron; El Huerto de la Epopeya; Navegación de Altura; La Aeroplana Clueca; Baedeker 2000; Poda; Carta a Juan Bimba; Giraluna; Vargas, Albacea de la Angustia; etc.
Destacó en la poesía con especial luz, lejano a las concepciones de sus contemporáneos, los miembros de la generación del 18, casi todos ellos altos poetas intimistas. En cambio, Andrés Eloy Blanco atendió siempre a lo que decía la gente, la calle, de allí la gran popularidad de la cual gozó con sus versos. En el cuento, especialmente en el más valorado de los suyos, La gloria de Mamporal, criticó las famas pueblerinas; como dramaturgo, se asomó en la mejor de sus piezas, Abigail (1942), a las lecciones bíblicas; como periodista fue uno de los más afamados columnistas de la prensa venezolana; como biógrafo, se ocupó del gran presidente de la República, José María Vargas, en Vargas, albacea de la angustia (1946); como ensayista político, se destacó especialmente en su Navegación de altura (1941). Como orador político y literario, cautivó a las multitudes venezolanas de los años treinta y cuarenta. Y lo siguió haciendo hasta su muerte en el exilio. De hecho, su última intervención pública, a horas del deceso, fue un discurso, en el cual llamó a lo mejor del espíritu venezolano a seguir viviendo. Como poeta gozó con sus poemas de una popularidad que seguramente sólo tuvo Abigail Lozano (1821-1866) durante el siglo XIX, Andrés Mata (1870-1931) a principios del presente, Aquiles Nazoa (1920-1976) a partir de los años cincuenta o Víctor Valera Mora (1935-1984) en los últimos tiempos. La fama lograda fue inmensa, pocos de los creadores con el verso han logrado tan alta estimación pública. Esto fue especialmente cierto con los textos que él recogió en su libro Poda. En su obra se halla un registro muy amplio, en la cual entra lo personal, como en El alma inquieta; lo geográfico y lo telúrico le dan carnadura a El río de las siete estrellas; lo tradicionista aparece en El limonero del Señor; es juguetón en El conejo blanco o en El gato verde; suyos son romances sobre tradiciones, como en La loca luz Caraballo; la transida emoción filial le hizo concebir su mejor poema A un año de tu luz o dejar escrito el viril testamento en su Canto a los hijos.
Andrés Eloy Blanco siempre se recordará por las famosas palabras que dijo cuando era Congresante a saber: “En el mundo hay dos cosas que hacen mucha bulla; la primera: un automóvil viejo; y la segunda: un parlamentario recién elegido por primera vez.”
23 de Mayo de 1951: Declarada la orquídea Flor Nacional
La Orquídea venezolana es originaria de la Cordillera de la Costa. El 23 de Mayo de 1951, por decreto oficial, fue declarada como la flor nacional, luego de una exhaustiva investigación de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales. Se le conoce popularmente como Flor de Mayo porque en el siglo XIX el pueblo la utilizaba para adornar la “Cruz de Mayo”.
Su nombre científico Cattleya recuerda a William Cattley, quien en 1818 cultivó los primeros bulbos de esta planta en Inglaterra, a través de unas especies enviadas desde Brasil y fue el botánico Jhon Lindley quien le dio este nombre. En 1839 fue hallada la Cattleya mossiae en Venezuela.
Su nombre científico Cattleya recuerda a William Cattley, quien en 1818 cultivó los primeros bulbos de esta planta en Inglaterra, a través de unas especies enviadas desde Brasil y fue el botánico Jhon Lindley quien le dio este nombre. En 1839 fue hallada la Cattleya mossiae en Venezuela.
23 de Mayo de 1899: Revolución Restauradora
Cipriano Castro, en armas contra el Gobierno de Ignacio Andrade, cruza el 23 de Mayo de 1899 el río Táchira, en el comienzo de una victoriosa marcha hacia Caracas. Era la Revolución Liberal Restauradora o invasión de los sesenta. Entre quienes acompañan a Castro iba su compadre Juan Vicente Gómez.
Castro proclamaba que Andrade violaba la Constitución y él la restauraría. En la población tachirense de Capacho, su cuna, lo espera una multitud. Allí organiza un ejército de 1.500 hombres y avanza hacia Caracas, de triunfo en triunfo, hasta llegar a la capital el 23 de octubre de 1899. El lema de su revolución era: Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos.
La bala de la Carmelera (donde muere Joaquín Crespo) va a trazar rumbos nuevos a la historia política venezolana. El Congreso de 1899 acuerda restablecer la autonomía de los Estados conforme a la Constitución de 1864 y dispone que en tanto se organicen las secciones con el carácter de Estados, Andrade nombre presidentes interinos volviendo a las «autonomías históricas». Esta reforma divide el Congreso en revolucionarios y constitucionalistas y le da bandera legitimista a los aspirantes a la silla presidencial.
Cipriano Castro, antiguo parcial de Andueza Palacio, cruza el río Táchira el 23 de Mayo de 1899. Esta invasión se ha llamado la Revolución Liberal Restauradora o invasión de los sesenta. De segundo viene Juan Vicente Gómez, antiguo comerciante en ganado y de carácter reservado.
Castro es hombre nervioso, retórico, valiente. Triunfa en «Tononó», «Las Pilas», «Cordero». Resuelve marchar al centro y en Trujillo aprovecha la vieja contienda entre conservadores y liberales para identificarse con los segundos. En las alturas de Nirgua derrota al general Rosendo Medina y en Tocuyito, vence definitivamente a los generales Antonio Fernández y Diego Bautista Ferrer. Recibe el apoyo de los «nacionalistas», quienes creen que está trabajando para su jefe. Así lo apoyan Loreto Lima y Samuel Acosta.
Los liberales caraqueños que desconfían de Andrade presionan sobre éste para que renuncie y ganarse así al jefe andino, cuya influencia le disputan los nacionalistas. El banquero Manuel Antonio Matos, cuñado de Guzmán Blanco, quien se entrevista con Castro y le expone las bases necesarias para un pacto: renuncia del Presidente Andrade ante el Congreso, implantación de la Constitución de 1864 y nombramiento del Presidente por el Congreso. Castro pide la rendición incondicional.
Inexplicablemente, cercado por la traición, Andrade resuelve huir y el Presidente del Consejo de Gobierno declara acéfala la jefatura y se encarga del gobierno. Su fuga determina el triunfo de Castro. «Nuevos hombres, nuevos procedimientos, nuevos ideales», es la síntesis de su programa.
Con la entrada de Castro, Caracas ve de nuevo espectáculos a los cuales ya se había acostumbrado. Similar al de 1864, cuando entraron los federales, al de 1870, cuando entraron los de la Revolución de Abril, al de 1892, cuando penetraron los llaneros «legalistas» de Crespo. Adquiere de nuevo aspecto de campamento. Con Castro, dice Juan Oropesa, penetra en la historia «la llamada invasión andina, porque con ella irrumpen por primera vez en el escenario de la política nacional las hasta entonces más sedentarias masas de las tierras altas, integradas por gentes que hablan pausadamente, arrastrando las eses y cuya misma fisonomía, difiere de la del tipo más hibridizado del resto del país. Son los rústicos de la montaña, como antes habían sido los del Llano, Oriente y la Costa, quienes integran en su Mayor parte el ejército con que Castro recorre, en poco menos de seis meses, los mil y tantos kilómetros que tiene que atravesar para llegar a Caracas».
El primer Gabinete de Castro se integra con predominio de los liberales del continuismo anduecista. El 28 de octubre de 1899, «El Mocho», aún con su nombramiento de Ministro en el bolsillo se pronuncia porque el Gabinete «no corresponde a las aspiraciones de la Revolución que quiere moralidad política y administrativa». No tarda en ser vencido y prisionero.
El año 1900 marca la ruptura de Castro con los banqueros capitalistas. Ante la negativa de éstos de suscribir un empréstito, el gobierno amenaza con abrir las cajas fuertes a mandarriazos. Además, dicta un decreto mandando a acuñar dos millones y medio de bolívares en plata y a circular setecientos cincuenta mil bolívares en níquel. Tal decreto introduce el pánico financiero y los banqueros objetan la política de Castro, yendo a tener a la cárcel. No tarda en lograrse la paz con los contendientes, pero al poco tiempo Matos, uno de los banqueros encarcelados, surgirá como jefe de la llamada Revolución Libertadora.
Castro proclamaba que Andrade violaba la Constitución y él la restauraría. En la población tachirense de Capacho, su cuna, lo espera una multitud. Allí organiza un ejército de 1.500 hombres y avanza hacia Caracas, de triunfo en triunfo, hasta llegar a la capital el 23 de octubre de 1899. El lema de su revolución era: Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos.
La bala de la Carmelera (donde muere Joaquín Crespo) va a trazar rumbos nuevos a la historia política venezolana. El Congreso de 1899 acuerda restablecer la autonomía de los Estados conforme a la Constitución de 1864 y dispone que en tanto se organicen las secciones con el carácter de Estados, Andrade nombre presidentes interinos volviendo a las «autonomías históricas». Esta reforma divide el Congreso en revolucionarios y constitucionalistas y le da bandera legitimista a los aspirantes a la silla presidencial.
Cipriano Castro, antiguo parcial de Andueza Palacio, cruza el río Táchira el 23 de Mayo de 1899. Esta invasión se ha llamado la Revolución Liberal Restauradora o invasión de los sesenta. De segundo viene Juan Vicente Gómez, antiguo comerciante en ganado y de carácter reservado.
Castro es hombre nervioso, retórico, valiente. Triunfa en «Tononó», «Las Pilas», «Cordero». Resuelve marchar al centro y en Trujillo aprovecha la vieja contienda entre conservadores y liberales para identificarse con los segundos. En las alturas de Nirgua derrota al general Rosendo Medina y en Tocuyito, vence definitivamente a los generales Antonio Fernández y Diego Bautista Ferrer. Recibe el apoyo de los «nacionalistas», quienes creen que está trabajando para su jefe. Así lo apoyan Loreto Lima y Samuel Acosta.
Los liberales caraqueños que desconfían de Andrade presionan sobre éste para que renuncie y ganarse así al jefe andino, cuya influencia le disputan los nacionalistas. El banquero Manuel Antonio Matos, cuñado de Guzmán Blanco, quien se entrevista con Castro y le expone las bases necesarias para un pacto: renuncia del Presidente Andrade ante el Congreso, implantación de la Constitución de 1864 y nombramiento del Presidente por el Congreso. Castro pide la rendición incondicional.
Inexplicablemente, cercado por la traición, Andrade resuelve huir y el Presidente del Consejo de Gobierno declara acéfala la jefatura y se encarga del gobierno. Su fuga determina el triunfo de Castro. «Nuevos hombres, nuevos procedimientos, nuevos ideales», es la síntesis de su programa.
Con la entrada de Castro, Caracas ve de nuevo espectáculos a los cuales ya se había acostumbrado. Similar al de 1864, cuando entraron los federales, al de 1870, cuando entraron los de la Revolución de Abril, al de 1892, cuando penetraron los llaneros «legalistas» de Crespo. Adquiere de nuevo aspecto de campamento. Con Castro, dice Juan Oropesa, penetra en la historia «la llamada invasión andina, porque con ella irrumpen por primera vez en el escenario de la política nacional las hasta entonces más sedentarias masas de las tierras altas, integradas por gentes que hablan pausadamente, arrastrando las eses y cuya misma fisonomía, difiere de la del tipo más hibridizado del resto del país. Son los rústicos de la montaña, como antes habían sido los del Llano, Oriente y la Costa, quienes integran en su Mayor parte el ejército con que Castro recorre, en poco menos de seis meses, los mil y tantos kilómetros que tiene que atravesar para llegar a Caracas».
El primer Gabinete de Castro se integra con predominio de los liberales del continuismo anduecista. El 28 de octubre de 1899, «El Mocho», aún con su nombramiento de Ministro en el bolsillo se pronuncia porque el Gabinete «no corresponde a las aspiraciones de la Revolución que quiere moralidad política y administrativa». No tarda en ser vencido y prisionero.
El año 1900 marca la ruptura de Castro con los banqueros capitalistas. Ante la negativa de éstos de suscribir un empréstito, el gobierno amenaza con abrir las cajas fuertes a mandarriazos. Además, dicta un decreto mandando a acuñar dos millones y medio de bolívares en plata y a circular setecientos cincuenta mil bolívares en níquel. Tal decreto introduce el pánico financiero y los banqueros objetan la política de Castro, yendo a tener a la cárcel. No tarda en lograrse la paz con los contendientes, pero al poco tiempo Matos, uno de los banqueros encarcelados, surgirá como jefe de la llamada Revolución Libertadora.
24 de Mayo de 1802: Matrimonio de Bolívar
Bolívar parte a España el 19 de Enero de 1.794; va a cumplir 17 años. La despedida en la Guaira es muy emotiva. Su tío Esteban había sido nombrado residente algo así como Vice Ministro de Hacienda de España. También es amigo del Marqués de Ustariz. La casa del Marqués de Ustariz es centro de reuniones culturales. Posee una enorme biblioteca que entusiasma al joven Bolívar. Le apasiona leer libros filosóficos. El propio Simón Rodríguez no echaría en falta ninguno de los volúmenes que él admiraba. En la casa de Ustariz no sólo aprende a pensar y a expresarse con profundidad, también conoce a una noble dama que le roba el corazón, se llamaba María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza. Tiene un enamoramiento tan repentino como ardiente. Simón quería casarse con ella enseguida. El papá de ella se opone por razones de edad ¡los dos son demasiados jóvenes! Tuvo que esperar dos años. Se veían con frecuencia porque Bolívar habla encontrado en ella la ternura y el cariño que le faltaron desde la muerte de su madre. María Teresa Rodríguez del Toro, además era muy bella, muy dulce y muy sentimental.
La boda de Simón Bolívar y maría Teresa del Toro se celebraba en Madrid el 24 de Mayo de 1.802. Ella tiene 20 años, el tiene 19, los novios exhibieron como testigo del acto y primer declarante, a un enpingorotado “Sr. Don Luis Quijada Quiñones y Moreno, Marqués del inicio Conde de Revolledo. Bolívar no tuvo a su lado ningún pariente inmediato, pues de sus dos tíos Esteban y Pedro ninguno estuvo presente en su matrimonio. Llenos de amor y ilusiones la juvenil pareja regresa a Caracas. Los parientes reciben con fiestas. La luminosidad y colorido del trópico deslumbran a María Teresa. Visitan también la hacienda San Mateo. Allí precisamente contrae una enfermedad tropical. El 22 de Enero, casi a los ocho meses de casada, muere entre asombro y consternación de la familia. La prematura viudez fue un suceso decisivo en la vida de Bolívar, el mismo comprendió así:
- Miren ustedes lo que son las cosas; si no hubiera enviudado quizá mi vida hubiera sido otra; no sería el General Bolívar, ni el Libertador, aunque convengo en que mi genio no era para ser Alcalde de San Mateo
La boda de Simón Bolívar y maría Teresa del Toro se celebraba en Madrid el 24 de Mayo de 1.802. Ella tiene 20 años, el tiene 19, los novios exhibieron como testigo del acto y primer declarante, a un enpingorotado “Sr. Don Luis Quijada Quiñones y Moreno, Marqués del inicio Conde de Revolledo. Bolívar no tuvo a su lado ningún pariente inmediato, pues de sus dos tíos Esteban y Pedro ninguno estuvo presente en su matrimonio. Llenos de amor y ilusiones la juvenil pareja regresa a Caracas. Los parientes reciben con fiestas. La luminosidad y colorido del trópico deslumbran a María Teresa. Visitan también la hacienda San Mateo. Allí precisamente contrae una enfermedad tropical. El 22 de Enero, casi a los ocho meses de casada, muere entre asombro y consternación de la familia. La prematura viudez fue un suceso decisivo en la vida de Bolívar, el mismo comprendió así:
- Miren ustedes lo que son las cosas; si no hubiera enviudado quizá mi vida hubiera sido otra; no sería el General Bolívar, ni el Libertador, aunque convengo en que mi genio no era para ser Alcalde de San Mateo
24 de Mayo de 1822: La Batalla de Pichincha
El 24 de Mayo de 1822, en las faldas del Pichincha, Antonio José de Sucre libra la hermosa batalla que dio libertad a Quito. Mientras los realistas se refugian en Quito, abandonando sus posiciones anteriores, el Ejército Libertador ha tenido que ascender hasta las alturas del volcán Cotopaxi y dormir recostado a sus paredes, cubiertas de nieves perpetuas.
Como la posición de los realistas en defensa de Quito los hacía muy difíciles de batir, el general Sucre tomó una determinación insólita: ordenó atravesar la ciudad de sur a norte, en horas de la noche, pero escalando los quebraderos del volcán Pichincha, a 4.600 metros de altura. A las nueve de la noche comenzó el ascenso, y a las ocho de la mañana estaban los audaces aventureros en la cima del Pichincha. Abajo estaba Quito; y sus pobladores, unos 60.000, iban a ser testigos de la batalla que les daría la libertad.
Este enfrentamiento armado que tuvo lugar, el 24 de Mayo de 1822, en las cercanías de Pichincha (en la actualidad, en la provincia homónima de Ecuador), y que supuso el principal avance en la liberación de Ecuador del dominio español. Fue el resultado del fracaso de las conversaciones de paz con el nuevo gobierno constitucional español, de signo liberal, que se negó a aceptar la emancipación, al igual que antes lo habían hecho los absolutistas. Tras la caída de Venezuela en poder de Simón Bolívar, el mariscal Antonio José de Sucre, fiel lugarteniente del Libertador, acudió en ayuda de los sublevados contra los realistas del puerto de Guayaquil, a los que venció en Yahuachí (1821). Al año siguiente, en Pichincha, se produjo el combate entre las tropas independentistas del mariscal Sucre y las tropas del jefe realista José Aymerich, a las cuales vencieron. Con esta victoria, se completó la independencia del territorio que constituía la República de la Gran Colombia, se abrieron las puertas de Quito y se hizo posible la liberación del Perú.
Designado Sucre, para mandar el ejército que debía libertar el Departamento de Quito de la dominación española, desplegó allí singulares dotes de administrador, de político y de capitán, y por una de las más bellas campañas que registra la historia militar del Nuevo Mundo completó la independencia de Colombia con la victoria de Pichincha, obtenida en las faldas del volcán de este nombre, no lejos del campo de batalla donde el último de los Pizarros venció y dió muerte al primero de los Virreyes españoles, que intentó proteger los derechos de una raza infeliz víctima de la conquista. Después de dominar, no sin grandes esfuerzos, la brava resistencia de los Pastusos obstinadamente adversos a la causa de la República, Sucre se trasladó a Lima en desempeño de una misión diplomática, que, en verdad no pudo ser confiada a persona más competente, como lo probaron luego los resultados obtenidos. Nada menos que su tino y discreción, su entereza de carácter y su independencia de juicio fueron necesarias en aquellas circunstancias para sacar avantes los intereses de la causa independiente, comprometida y aún puesta en último lugar por las intrigas, las ambiciones desapoderadas y las rivalidades de círculo en que a la sazón hervía la capital del antiguo virreinato. De allí marchó al Sur a cooperar, al frente de una división colombiana, á las operaciones de la campaña de Intermedios dirigida por el general Santacruz, y aunque previó en tiempo el vergonzoso desastre que necesariamente debían producir las numerosas faltas y errores cometidos por este jefe, sólo le fue posible salvar las tropas de su inmediato mando, con lo cual prestó al Perú y a la América entera un gran servicio, pues esas tropas fueron la base del nuevo ejército que debía reparar más tarde tanta ineptitud y desconcierto. Encargado luego del mando de ese mismo ejército por la ausencia del Libertador, que después de la victoria de Junín se trasladó a Lima, maniobró por largos meses al frente del ejército español, hasta llevarlo al memorable campo de batalla donde aquel terminó su carrera.
Como la posición de los realistas en defensa de Quito los hacía muy difíciles de batir, el general Sucre tomó una determinación insólita: ordenó atravesar la ciudad de sur a norte, en horas de la noche, pero escalando los quebraderos del volcán Pichincha, a 4.600 metros de altura. A las nueve de la noche comenzó el ascenso, y a las ocho de la mañana estaban los audaces aventureros en la cima del Pichincha. Abajo estaba Quito; y sus pobladores, unos 60.000, iban a ser testigos de la batalla que les daría la libertad.
Este enfrentamiento armado que tuvo lugar, el 24 de Mayo de 1822, en las cercanías de Pichincha (en la actualidad, en la provincia homónima de Ecuador), y que supuso el principal avance en la liberación de Ecuador del dominio español. Fue el resultado del fracaso de las conversaciones de paz con el nuevo gobierno constitucional español, de signo liberal, que se negó a aceptar la emancipación, al igual que antes lo habían hecho los absolutistas. Tras la caída de Venezuela en poder de Simón Bolívar, el mariscal Antonio José de Sucre, fiel lugarteniente del Libertador, acudió en ayuda de los sublevados contra los realistas del puerto de Guayaquil, a los que venció en Yahuachí (1821). Al año siguiente, en Pichincha, se produjo el combate entre las tropas independentistas del mariscal Sucre y las tropas del jefe realista José Aymerich, a las cuales vencieron. Con esta victoria, se completó la independencia del territorio que constituía la República de la Gran Colombia, se abrieron las puertas de Quito y se hizo posible la liberación del Perú.
Designado Sucre, para mandar el ejército que debía libertar el Departamento de Quito de la dominación española, desplegó allí singulares dotes de administrador, de político y de capitán, y por una de las más bellas campañas que registra la historia militar del Nuevo Mundo completó la independencia de Colombia con la victoria de Pichincha, obtenida en las faldas del volcán de este nombre, no lejos del campo de batalla donde el último de los Pizarros venció y dió muerte al primero de los Virreyes españoles, que intentó proteger los derechos de una raza infeliz víctima de la conquista. Después de dominar, no sin grandes esfuerzos, la brava resistencia de los Pastusos obstinadamente adversos a la causa de la República, Sucre se trasladó a Lima en desempeño de una misión diplomática, que, en verdad no pudo ser confiada a persona más competente, como lo probaron luego los resultados obtenidos. Nada menos que su tino y discreción, su entereza de carácter y su independencia de juicio fueron necesarias en aquellas circunstancias para sacar avantes los intereses de la causa independiente, comprometida y aún puesta en último lugar por las intrigas, las ambiciones desapoderadas y las rivalidades de círculo en que a la sazón hervía la capital del antiguo virreinato. De allí marchó al Sur a cooperar, al frente de una división colombiana, á las operaciones de la campaña de Intermedios dirigida por el general Santacruz, y aunque previó en tiempo el vergonzoso desastre que necesariamente debían producir las numerosas faltas y errores cometidos por este jefe, sólo le fue posible salvar las tropas de su inmediato mando, con lo cual prestó al Perú y a la América entera un gran servicio, pues esas tropas fueron la base del nuevo ejército que debía reparar más tarde tanta ineptitud y desconcierto. Encargado luego del mando de ese mismo ejército por la ausencia del Libertador, que después de la victoria de Junín se trasladó a Lima, maniobró por largos meses al frente del ejército español, hasta llevarlo al memorable campo de batalla donde aquel terminó su carrera.
25 de Mayo de 1881: “Gloria al Bravo Pueblo”: Himno Nacional de Venezuela
Guzmán Blanco firmó el decreto para declarar el “Gloria al bravo pueblo” como himno oficial de Venezuela, el 25 de Mayo de 1881. Se cuidó mucho el Presidente Guzmán de no nombrar en su Decreto a los autores del Himno, gracias a lo cual todavía se polemiza y se trabaja en busca de la verdad.
Nuestro Himno Nacional surgió como un canto emocional en un momento de inspiración patriótica en los mismos albores de la Independencia. Consta, en efecto, que apenas se dio el golpe de estado del 19 de abril de 1810, poseídos los venezolanos de un encendido fervor revolucionario, una de las primeras tareas fue la composición de una canción patriótica que pudieran entonar, en concordancia con el momento de exaltación que vivían.
Se había dicho hasta ahora, desde que Juan Vicente González lo acuñó y sin que hubiese surgido contradicción alguna, que el autor de la letra del «Gloria al Bravo Pueblo» fue el médico y poeta Vicente Salias, quien en un momento de euforia improvisó la canción en una de las sesiones de la Sociedad Patriótica.
Vicente Salias, nacido en Caracas el 23 de marzo de 1776, era poeta y escritor, además de médico. Fue fusilado en el castillo de Puerto Cabello, el 17 de setiembre de 1814.
Ahora bien: ¿fue, en realidad, Vicente Salias el autor de la letra del «Gloria al Bravo Pueblo»? El investigador Alberto Calzavara, quien falleció en plena capacidad creadora, en 1988, sostiene en su libro Historia de la Música en Venezuela que el compositor de la letra del Himno Nacional fue el maestro Andrés Bello.
Naturalmente, no es una opinión alegre, sino basada en la afirmación categórica contenida en el periódico caraqueño La Opinión Nacional, de 1874, que dice así: «El Americano del 16 de febrero último trae como regalo a sus numerosos suscriptores de todos los países que hablan el español el Himno Nacional de Venezuela, el célebre y heroico Gloria al Bravo Pueblo cuya letra compuso el ilustre venezolano Andrés Bello…»
Pese a todos los elementos a favor de Andrés Bello y Lino Gallardo como autores del Himno Nacional, oficialmente se tiene aún (1996) a Juan José Landaeta y a Vicente Salias.
Nuestro Himno Nacional surgió como un canto emocional en un momento de inspiración patriótica en los mismos albores de la Independencia. Consta, en efecto, que apenas se dio el golpe de estado del 19 de abril de 1810, poseídos los venezolanos de un encendido fervor revolucionario, una de las primeras tareas fue la composición de una canción patriótica que pudieran entonar, en concordancia con el momento de exaltación que vivían.
Se había dicho hasta ahora, desde que Juan Vicente González lo acuñó y sin que hubiese surgido contradicción alguna, que el autor de la letra del «Gloria al Bravo Pueblo» fue el médico y poeta Vicente Salias, quien en un momento de euforia improvisó la canción en una de las sesiones de la Sociedad Patriótica.
Vicente Salias, nacido en Caracas el 23 de marzo de 1776, era poeta y escritor, además de médico. Fue fusilado en el castillo de Puerto Cabello, el 17 de setiembre de 1814.
Ahora bien: ¿fue, en realidad, Vicente Salias el autor de la letra del «Gloria al Bravo Pueblo»? El investigador Alberto Calzavara, quien falleció en plena capacidad creadora, en 1988, sostiene en su libro Historia de la Música en Venezuela que el compositor de la letra del Himno Nacional fue el maestro Andrés Bello.
Naturalmente, no es una opinión alegre, sino basada en la afirmación categórica contenida en el periódico caraqueño La Opinión Nacional, de 1874, que dice así: «El Americano del 16 de febrero último trae como regalo a sus numerosos suscriptores de todos los países que hablan el español el Himno Nacional de Venezuela, el célebre y heroico Gloria al Bravo Pueblo cuya letra compuso el ilustre venezolano Andrés Bello…»
Pese a todos los elementos a favor de Andrés Bello y Lino Gallardo como autores del Himno Nacional, oficialmente se tiene aún (1996) a Juan José Landaeta y a Vicente Salias.
27 de Mayo de 1819: El Paso de los Andes
El 27 de Mayo de 1819 inicia El Libertador, desde Mantecal, la marcha para liberar Nueva Granada. Esta campaña, que impuso el famoso paso de los Andes, duró setenta y cinco días «con asombro universal». La culminación de esta hazaña fue la batalla de Boyacá que dio la libertad a la Nueva Granada.
En sorprendente y osado movimiento estratégico, el ejército patriota, disciplinado por oficiales extranjeros y reforzado con numerosos reclutas, cruzó los Andes e inicio la campaña de Nueva Granada.
Los meses transcurridos en la Guayana permitieron al ejército patriota reorganizarse, disciplinarse, incorporar numerosos oficiales ingleses, irlandeses, franceses y de otras nacionalidades europeas y adiestrar a los reclusos que acudieron de todas las provincias.
Morillo, que había sufrido algunas derrotas menores, seguía aún dominando casi todo el territorio. Mientras la caballería republicana permanecía en los Llanos, la infantería partió el 27 de Mayo de 1819 de Mantecal hacia los Andes. A costa de increíbles sacrificios y esfuerzos, atravesó el páramo de Pisba, donde muchos soldados murieron de frío, sostuvo con éxito los combates de Gámeza y Pantano de Vargas y, el 7 de agosto dio la batalla definitiva de Boyacá, donde cayeron prisioneros el jefe y más de 1.500 soldados realistas. Ante el avance patriota, el Virrey Juan Sámano abandonó Bogotá, que fue ocupada por Bolívar.
Francisco de Paula Santander fue designado vicepresidente de Nueva Granada y El Libertador volvió a Venezuela al siguiente mes
En sorprendente y osado movimiento estratégico, el ejército patriota, disciplinado por oficiales extranjeros y reforzado con numerosos reclutas, cruzó los Andes e inicio la campaña de Nueva Granada.
Los meses transcurridos en la Guayana permitieron al ejército patriota reorganizarse, disciplinarse, incorporar numerosos oficiales ingleses, irlandeses, franceses y de otras nacionalidades europeas y adiestrar a los reclusos que acudieron de todas las provincias.
Morillo, que había sufrido algunas derrotas menores, seguía aún dominando casi todo el territorio. Mientras la caballería republicana permanecía en los Llanos, la infantería partió el 27 de Mayo de 1819 de Mantecal hacia los Andes. A costa de increíbles sacrificios y esfuerzos, atravesó el páramo de Pisba, donde muchos soldados murieron de frío, sostuvo con éxito los combates de Gámeza y Pantano de Vargas y, el 7 de agosto dio la batalla definitiva de Boyacá, donde cayeron prisioneros el jefe y más de 1.500 soldados realistas. Ante el avance patriota, el Virrey Juan Sámano abandonó Bogotá, que fue ocupada por Bolívar.
Francisco de Paula Santander fue designado vicepresidente de Nueva Granada y El Libertador volvió a Venezuela al siguiente mes
29 de Mayo de 1948: Araguaney “Árbol Nacional”
Con la hermosa frase La primavera de oro de los araguaneyes identificaba Rómulo Gallegos la llegada de la primavera en los llanos y sabanas de Venezuela. Y es que, «en el período de la floración todo el campo, todos los caminos toda la geografía patria parece rendir pleitesía a la belleza de este árbol que luce en el bosque, a lo largo de nuestros caminos, en el interior de nuestras viviendas, como una diadema de oro. Es que el araguaney se hizo emblema del pueblo venezolano».
El 29 de Mayo de 1948 se declara el araguaney Arbol Nacional. El araguaney es un árbol autóctono y su altura oscila entre 6 y 12 metros. Su tronco es recto, cilíndrico y de unos 60 centímetros de diámetro. La floración se presenta durante los meses de febrero a abril, cuando está totalmente desprovisto de hojas. Las semillas están maduras al comenzar las lluvias, lo que permite la germinación en un gran número de semillas.
Por haberse decretado el 29 de Mayo al Araguaney «Arbol Nacional» se tiene este día como el DIA DEL ARBOL aunque existe una resolución del Ministerio de Educación del 19 de Mayo de 1951 en que dispone celebrar la Semana del Arbol, tomando como Día del Arbol el último domingo del mes de Mayo.
Originalmente, la Fiesta del Arbol se celebraba con carácter de obligatoriedad en todas las escuelas del país, el 23 de Mayo, de acuerdo con el decreto de Cipriano Castro, de 10 de abril de 1905. En 1909 se trasladó la fecha al 15 de Mayo. Finalmente, por razones prácticas, se estableció el último domingo del mes de Mayo.
El 29 de Mayo de 1948 se declara el araguaney Arbol Nacional. El araguaney es un árbol autóctono y su altura oscila entre 6 y 12 metros. Su tronco es recto, cilíndrico y de unos 60 centímetros de diámetro. La floración se presenta durante los meses de febrero a abril, cuando está totalmente desprovisto de hojas. Las semillas están maduras al comenzar las lluvias, lo que permite la germinación en un gran número de semillas.
Por haberse decretado el 29 de Mayo al Araguaney «Arbol Nacional» se tiene este día como el DIA DEL ARBOL aunque existe una resolución del Ministerio de Educación del 19 de Mayo de 1951 en que dispone celebrar la Semana del Arbol, tomando como Día del Arbol el último domingo del mes de Mayo.
Originalmente, la Fiesta del Arbol se celebraba con carácter de obligatoriedad en todas las escuelas del país, el 23 de Mayo, de acuerdo con el decreto de Cipriano Castro, de 10 de abril de 1905. En 1909 se trasladó la fecha al 15 de Mayo. Finalmente, por razones prácticas, se estableció el último domingo del mes de Mayo.
31 de Mayo de 1860: Nace Tulio Febres Cordero
Aquel que de niño fuera aprendiz de zapatero y relojero, y luego llegó a ser todo un humanista, considerado el patriarca de las letras merideñas, nació en Mérida el 31 de Mayo de 1860. Estudió Latinidad y Filosofía obteniendo el grado de Licenciado a los 18 años. Se graduó de doctor en Derecho en la Universidad de Los Andes.
Don Tulio fue profesor de Historia Universal y de Derecho en la Universidad de Los Andes. Por decreto presidencial de 1936 se le confirió el título, único hasta ahora, de Rector Honorario de la U. L. A.
Como novelista, cuentista y tradicionalista obtuvo muchos premios literarios. Fundó y dirigió periódicos como El Lápiz; El Centavo; El Billete, en los cuales vaciaba todo su saber y erudición. De sus obras investigativas pueden destacarse: El Hombre de América; Datos Históricos sobre la Imprenta en Venezuela; Tradiciones y Leyendas; Décadas de la Historia de Mérida; Procedencia y lengua de los aborígenes, etc. Murió don Tulio en la ciudad de Mérida, el 3 de junio de 1938.
Don Tulio fue profesor de Historia Universal y de Derecho en la Universidad de Los Andes. Por decreto presidencial de 1936 se le confirió el título, único hasta ahora, de Rector Honorario de la U. L. A.
Como novelista, cuentista y tradicionalista obtuvo muchos premios literarios. Fundó y dirigió periódicos como El Lápiz; El Centavo; El Billete, en los cuales vaciaba todo su saber y erudición. De sus obras investigativas pueden destacarse: El Hombre de América; Datos Históricos sobre la Imprenta en Venezuela; Tradiciones y Leyendas; Décadas de la Historia de Mérida; Procedencia y lengua de los aborígenes, etc. Murió don Tulio en la ciudad de Mérida, el 3 de junio de 1938.
Fiesta de la Cruz de Mayo
Esta fiesta presenta ligeras variantes en la Mayor parte del territorio. Generalmente se hace para rendirle culto a la cruz de Mayo y durante la fiesta se cantan polos y galerones y se recitan décimas al son de la bandola, el cuatro y la guitarra. La Fiesta de Cruz de Mayo, en buena parte del mundo colonizado por España, es una de las celebraciones más importantes del calendario de fiestas tradicionales. En la época de la colonia, cuando se establecieron las primeras misiones en el territorio Venezolano, se tenia como finalidad adoctrinar a los indios y negros en la religión católica, estos sacerdotes iban colocando a lo largo y ancho del país cruces de grandes dimensiones, como indicativo de que en esos sitios se realizaba esa función evangelizadora.
Nuestros antepasados que en un comienzo eran agricultores, al llegar el mes de Mayo con sus lluvias, con la primavera y las abundantes cosechas, le daban gracias al creador representado por la cruz, adornándola con las primeras flores del año, como ofrenda para obtener buenos frutos, libres de plaga y con un tiempo favorable que rindiera beneficios al esfuerzo y sacrificio cumplidos en la siembra.
En Venezuela, se viste a la Cruz con flores, siendo esta una forma de vinculación con la tierra, las lluvias, es decir con la vida y la fertilidad. Con el transcurrir del tiempo, la celebración se convirtió en sinónimo de fiesta. Las manifestaciones musicales que acompañan la devoción de la cruz son los galerones, punto y llano, fulías, malagueñas, romances y tonos.
La costumbre es improvisar un altar y colocar la cruz, haciendo velorios en las casas y los calvarios, en los que intervienen cantores, a veces en grupos de a tres. Generalmente a estos velorios asisten personas de todas partes sin previa invitación.
Nuestros antepasados que en un comienzo eran agricultores, al llegar el mes de Mayo con sus lluvias, con la primavera y las abundantes cosechas, le daban gracias al creador representado por la cruz, adornándola con las primeras flores del año, como ofrenda para obtener buenos frutos, libres de plaga y con un tiempo favorable que rindiera beneficios al esfuerzo y sacrificio cumplidos en la siembra.
En Venezuela, se viste a la Cruz con flores, siendo esta una forma de vinculación con la tierra, las lluvias, es decir con la vida y la fertilidad. Con el transcurrir del tiempo, la celebración se convirtió en sinónimo de fiesta. Las manifestaciones musicales que acompañan la devoción de la cruz son los galerones, punto y llano, fulías, malagueñas, romances y tonos.
La costumbre es improvisar un altar y colocar la cruz, haciendo velorios en las casas y los calvarios, en los que intervienen cantores, a veces en grupos de a tres. Generalmente a estos velorios asisten personas de todas partes sin previa invitación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario